Tierno Galván logró recobrar el sentimiento de ciudadanía perdido desde 1939 y consiguió el afecto de los jóvenes y el respeto de sectores conservadores
Hoy se cumplen 28 años de la muerte de Enrique Tierno
Galván, primer alcalde de Madrid en democracia desde 1939. Una madrileña como una servidora no puede dejar pasar este día sin hacer
una reseña sobre la efeméride de la muerte del viejo profesor, Don
Enrique Tierno Galván, en un mes de enero de 1986, el día 19. Tenía 67
años y era alcalde de la capital de España desde las primeras elecciones
democráticas en 1979.
La singularidad de su persona y su figura versaban hacia él una cálida corriente de afecto, carisma desconocido en otros regidores de la ciudad, que él gobernó entre 1979 y 1986 con el apoyo comunista.
La singularidad de su persona y su figura versaban hacia él una cálida corriente de afecto, carisma desconocido en otros regidores de la ciudad, que él gobernó entre 1979 y 1986 con el apoyo comunista.
Centenares de miles de madrileños se conmovieron con su
muerte y hasta un millón de personas se echaron a las calles para presenciar,
el 21 de enero de 1986, su sepelio, con certeza el más multitudinario de la
historia de la ciudad. Y allí estaba yo; orgullosa de haber tenido un alcalde
con ese talante democrático, culto y bueno.
Tierno Galván recobró para los intelectuales comprometidos
con las libertades democráticas el prestigio silenciado tras 40 años de
dictadura hostil a la cultura, que el dictador persiguió con saña. Ya que
estamos este año inmersos en la segunda mitad del siglo XX en nuestro Proyecto
Cultural, he de significar que fue el gran pionero para que la “movida
madrileña” tuviera un hueco en la
Cultura madrileña y nacional. En sus siete años de alcalde cambió la fisonomía de Madrid, apoyó la
denominada movida madrileña y destacó por sus bandos municipales, textos
muy literarios con grandes dosis de humor. Y es que don Enrique, más
allá de la modernidad, era un posmoderno. Por eso, 'la movida' sintonizó
con él, y él con 'la movida'. Desde la Ilustración, claro.
Vestía siempre traje cruzado y le gustaba mostrar más edad.
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