Don Francisco, el de los toros
Francisco de Goya nació en Fuendetodos (Zaragoza), en una época en la que el toreo a pie ofrecía sus primeros esbozos y al tiempo que veían también la luz Costillares, Pepe-Hillo y Pedro Romero, quienes compondrían años después el primer gran trío de figuras coetáneas del toreo y entablarían en los ruedos la primera gran rivalidad taurina de la historia. Algo de lo que Goya, muy aficionado a los toros, fue testigo directo.
Es más, Goya nació y creció en una tierra en la que, por entonces, se practicaba un toreo de suertes muy populares y se cuenta que “don Francisco el de los toros”, tal y como él mismo solía llamarse, toreó en sus años mozos. No se sabe a ciencia cierta si fue así o no; y, en caso afirmativo, qué tipo de toreo pudo practicar.
Lo que sí es cierto es que Goya, en su época de pintor de cartones para la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara, fue autor de un cuadro que lleva por título “La novillada”, del que algunos estudiosos mantienen que el joven vestido de rosa que aparece en la parte central de la escena es el propio pintor aragonés, que se habría autorretratado capeando a un toro.
La novillada (1780). Museo del Prado - Madrid. Dentro de una serie dedicada a las diversiones populares durante el reinado de Carlos III, Goya representa por primera vez en su vida artística una obra de temática taurina: una jornada popular de toros.
Su formación como pintor, sus aspiraciones y los cargos que fue logrando en la Corte limitaron la libertad de Goya a la hora de elegir la temática de sus cuadros y, quizás por ello, no trató la temática taurina durante las primeras épocas de su carrera artística más que en este cuadro.
Francisco de Goya nació en Fuendetodos (Zaragoza), en una época en la que el toreo a pie ofrecía sus primeros esbozos y al tiempo que veían también la luz Costillares, Pepe-Hillo y Pedro Romero, quienes compondrían años después el primer gran trío de figuras coetáneas del toreo y entablarían en los ruedos la primera gran rivalidad taurina de la historia. Algo de lo que Goya, muy aficionado a los toros, fue testigo directo.
Es más, Goya nació y creció en una tierra en la que, por entonces, se practicaba un toreo de suertes muy populares y se cuenta que “don Francisco el de los toros”, tal y como él mismo solía llamarse, toreó en sus años mozos. No se sabe a ciencia cierta si fue así o no; y, en caso afirmativo, qué tipo de toreo pudo practicar.
Lo que sí es cierto es que Goya, en su época de pintor de cartones para la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara, fue autor de un cuadro que lleva por título “La novillada”, del que algunos estudiosos mantienen que el joven vestido de rosa que aparece en la parte central de la escena es el propio pintor aragonés, que se habría autorretratado capeando a un toro.
La novillada (1780). Museo del Prado - Madrid. Dentro de una serie dedicada a las diversiones populares durante el reinado de Carlos III, Goya representa por primera vez en su vida artística una obra de temática taurina: una jornada popular de toros.
Su formación como pintor, sus aspiraciones y los cargos que fue logrando en la Corte limitaron la libertad de Goya a la hora de elegir la temática de sus cuadros y, quizás por ello, no trató la temática taurina durante las primeras épocas de su carrera artística más que en este cuadro.
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