A raíz de mi ávida lectura del libro que recomendé a los adultos, Capricho, me he encontrado con un personaje alucinante por su dedicación a la fiesta de los toros, por su valentía y por su forma de ver la vida: Pedro Romero, retratado por el maestro Goya, personaje central de este curso que ya se va terminando ¡qué pena!. Cuentan los mentideros de la época que mantenía amoríos con las duquesa de Osuna y de Alba a la vez; ¿leyenda o verdad?
Ahora es el momento de contar un sucedido tal día como hoy pero de 1789.
Sucedió en Madrid, en su plaza de toros
el 17 de junio de 1789. El tercer toro de aquella corrida era de muchos kilos y
bravo como pocos; acometía con verdadera codicia a los picadores, sin volver la
cara. Se puso en suerte el subalterno Manuel Jiménez, de la cuadrilla de
Romero, y la embestida del toro fue tan impetuosa, que materialmente volcaron
jinete y cabalgadura. La impresión del público fue de horror y se produjo un unánime
grito. Aquel hombre estaba cogido, porque a pesar de estar Pedro Romero cerca
de él, al menor movimiento de la capa, el toro que tenía la vista fija en el picador, se arrancaría en
cualquier momento sobre él. Pero le salvó la incomparable pericia del lidiador
que, mirando al toro, vio lo que otro nunca hubiera visto, y con voz imperativa
ordenó: “Tío Manuel, levántese sin cuidado”. Cumplir aquel mandato era peligrosísimo,
porque es sabido que la única manera de defenderse en este caso es quedarse inmóvil,
pero era tal la fe que inspiraba Pedro a sus compañeros, que el picador se puso
en pie despacio, no podía de otra manera, por el dolor, y pudo llegar a la
barrera.
Y entonces el espada se abrió de capa y
se llevó al toro al otro extremo del ruedo.
¿Qué vio el diestro rondeño en aquel
toro, para saber que no acometería?
Ese don de percepción no lo ha tenido
ningún torero más que él.
El genial pintor Francisco de Goya lo
inmortalizó en un retrato y en sus grabados de tauromaquia. Y en su ciudad
natal existen dos monumentos dedicados a su memoria: uno en la Alameda del Tajo
y otro en la Plaza de San Francisco, situada en el barrio rondeño que le vio
nacer. Además, su popularidad en su tierra natal es tal que da nombre a las
fiestas más importante de la localidad, las Fiestas de Pedro Romero, que tienen
lugar a primeros de septiembre, con su tradicional Corrida Goyesca.
Pedro Romero pintado por Goya |
He de confesaros que una de mis "espinitas" es que llevo deseando conocer Ronda desde hace mucho tiempo, y prometo desde el blog hacer esta visita "goyesca" en menos de un año y pondré las fotos en este mismo foro.
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