El Pequeño Nicolás hizo su aparición en el periódico Sud-Ouest el 29 de marzo de 1959 y desde entonces niños y mayores han disfrutado con sus historias, que se publicaron originalmente hasta mediados de los sesenta y que han sido traducidas a una veintena de idiomas.
El éxito de la serie, de la que sólo en Francia se han vendido más un de millón de ejemplares, se debe, según Anne Goscinny, a la capacidad de su padre y de Sempé de describir "un mundo encantado en el que los niños tienen de las personas mayores una versión lúcida, irónica, pero siempre tierna". Y en el que los adultos, por su parte, tratan de resolver de forma inmadura unos problemas artificialmente reales", añadía la hija de Goscinny en el prólogo de la edición española de ¡Ojo¡ con el Pequeño Nicolás.
Nicolás es un niño elocuente e inquieto que narra en primera persona varias anécdotas que resultan igualmente melancólicas y desternillantes. Su visión del mundo, inocente y despreocupada, produce nostalgia a los adultos y empatía a los críos. Porque hablar de ‘El Pequeño Nicolás’ es hablar de Godofredo, cuyo padre tiene mucho dinero y siempre le compra de todo; de Agnán, el empollón de la clase; de Alcestes, su mejor amigo, al que le encanta comer; de Clotario, eternamente “el último de la clase”; de Majencio, de Rufo, de Eudes, de Joaquín…
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