Antonio Machado se incorpora al claustro de profesores del Instituto Santísima Trinidad de Baeza el 1 de Noviembre de 1912. Durante los siguientes siete años, el poeta vivirá su abatimiento dedicado a la enseñanza y al estudio.
En un primer momento se instala en un hotel céntrico, cerca del Casino, pero al poco tiempo se traslada a vivir con él su madre, Ana Ruiz, con quien se instala en un piso con vistas al Ayuntamiento. Allí les visitan, esporádicamente, los hermanos.
Machado no encuentra en Baeza la Andalucía que recuerda, la de su infancia, sino una ciudad moruna, entre andaluza y manchega, con una sociedad provinciana y aburrida a la que en numerosas ocasiones verá con mirada crítica.
Esta circunstancia le sirve para volcarse en la literatura y en sus estudios de filosofía. En estos momentos, lee intensamente, sigue con sus colaboraciones en el periódico soriano “El Porvenir Castellano”, mantiene una continuada correspondencia con Unamuno y comienza la redacción de un cuaderno de apuntes que será publicado póstumame.
En junio de ese mismo año, se produce el encuentro entre Machado y Federico García Lorca, que llega a Baeza en viaje de estudios junto con un grupo de alumnos de la Universidad de Granada. La amistad que surge entre ambos a partir de este momento desembocará en otro gran poema elegíaco de Machado, “El crimen fue en Granada”, tras el fusilamiento de Lorca en 1936.
En octubre de 1919 obtiene el traslado al Instituto de Segovia, adonde se incorpora el 25 de noviembre.
Quedan atrás los paseos por Baeza “a solas con mi sombra y con mi pena”. Los mismos paseos que pudimos dar un verano, pero nosotros sin sombra y con mucha alegría por seguir cumpliendo con nuestro propósito: el recorrer todas las ciudades en las que vivió, ejerció y murió nuestro admirado Don Antonio.
Lógicamente, el siguiente paseo será por Segovia.
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