Pudiera parecer poco romántico, pero hoy os contaremos el humilde origen de los colores que todos conocemos de la bandera española. Pues bien, la actual bandera rojigualda (hay que saber que a lo largo de la historia española hubo muchos tipos de banderas), proviene de un concurso que mandó el rey Carlos III porque la bandera de aquellos momentos, blanca de los borbones con el escudo de España, era fácilmente confundida con las banderas de otros países también de monarquías borbónicas, como Francia por ejemplo, dando a lugar a muchas equivocaciones, a veces embarazosas, en el mar. Cansados de esto Carlos III eligió entre una serie de doce modelos que se presentaron, a la actual bandera roja y amarilla. Y no por ningún motivo histórico de los antiguos reinos peninsulares como Castilla, Aragón, León, Navarra o Granada, sino porque el amarillo unido al rojo crea una combinación muy bien identificable en el mar, que era donde se enarbolaría por primera vez.
Así pues en el Real Decreto dado en Aranjuez el 28 de mayo de 1785 Carlos III adjudicó el diseño ganador para los buques de guerra.
Este diseño se conserva hasta nuestros días, aunque ha habido constantes variaciones del escudo. Solamente la proclamación de la Segunda República Española en 1931, durante la que se utilizó la bandera tricolor republicana de franjas horizontales de igual tamaño entre ellas, sustituyéndose en la franja inferior el rojo por el morado, constituyó un paréntesis en su uso.
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