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miércoles, 20 de junio de 2012

Manuel Godoy: El motín de Aranjuez

Para acabar este curso con los personajes propios de la época que hemos estudiado, me he dejado para el final el que peor me cae. Y no lo digo yo sola, en el libro que os recomendé "Capricho", lo ponen a caldo: mujeriego, veleta, pelota, vengativo, maltratador  de género... "Un dechado de virtudes"
Así que leyendo a mi admirada Nieves Concostrina, a la que ya le hemos dedicado unas cuantas reseñas, pensé que lo mejor sería  que ella se encargara, con su estilo particular y humorístico, de biografiaros a Manuel Godoy. 
¡Qué disfrutéis tanto como yo!

El año 2008 nos regaló una ristra de aniversarios del bicentenario de la Guerra de la Independencia que arrancó con uno de los importantes: el 18 de marzo de 1808, apenas pasados unos minutos de la medianoche, una muchedumbre aparentemente desordenada se fue a casa del ministro Manuel Godoy para cantarle las cuarenta, darle un vapuleo y obligarle a abandonar el poder. Fue el motín de Aranjuez, pero aquello de espontáneo tenía menos que nada. ¿Por qué en Aranjuez?, ¿por qué a por Godoy y quién orquestó aquella farsa de motín perfectamente calculado?. Pues primero hay que entender en qué situación se encontraba España: el ejército, descontento; la Iglesia, mosqueada con las desamortizaciones; la alta nobleza, harta de que el advenedizo ministro Godoy fuera tan poderoso a cuenta de sus amoríos con la reina; Carlos IV, el rey, a por uvas; el príncipe Fernando, el heredero, el séptimo, intrigando para quitarle el trono a su padre; y los franceses, mientras, invadiendo disimuladamente España por el norte con la excusa de que sólo pasaban por aquí para llegar a Portugal. Godoy estaba al tanto de todo esto y sabía también que el principal emboscado era el príncipe Fernando, capaz de conchabarse hasta con el Pato Donald con tal de conseguir el trono. Godoy intentó convencer a Carlos IV, instalado en Aranjuez, para que huyera hacia el sur... para que se alejara del avance francés, pero el rey no aceptó. Los partidarios del príncipe lograron, sin embargo, convencer a las masas con pasquines y falsos rumores de que, efectivamente,  el rey iba a huir de España animado por Godoy. Así que, esas mismas masas se fueron a por él. En los primeros minutos de aquel 18 de marzo, una multitud asaltó y saqueó el palacio de Godoy en el Real Sitio con intención de apresar al valido, pero no lo encontraron. Un criado lo escondió en la zona del servicio, de donde al final salió y se entregó cuando la sed y el hambre apretaron. El final del cuento: Godoy, al exilio; Carlos IV, destronado; Fernando VII, proclamado rey; luego, obligado a devolverle la corona a su padre; su padre, a su vez, se la dio a Napoleón; Napoleón, a su hermano; y nosotros no hablamos francés de chiripa. Mon Dieu.


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