Para acabar este curso con los personajes propios de la época que hemos estudiado, me he dejado para el final el que peor me cae. Y no lo digo yo sola, en el libro que os recomendé "Capricho", lo ponen a caldo: mujeriego, veleta, pelota, vengativo, maltratador de género... "Un dechado de virtudes".
Así que leyendo a mi admirada Nieves Concostrina, a la que ya le hemos dedicado unas cuantas reseñas, pensé que lo mejor sería que ella se encargara, con su estilo particular y humorístico, de biografiaros a Manuel Godoy.
¡Qué disfrutéis tanto como yo!
El
año 2008 nos regaló una ristra de aniversarios del bicentenario de la Guerra de
la Independencia que arrancó con uno de los importantes: el 18 de marzo de
1808, apenas pasados unos minutos de la medianoche, una muchedumbre
aparentemente desordenada se fue a casa del ministro Manuel Godoy para cantarle
las cuarenta, darle un vapuleo y obligarle a abandonar el poder. Fue el motín
de Aranjuez, pero aquello de espontáneo tenía menos que nada. ¿Por qué en
Aranjuez?, ¿por qué a por Godoy y quién orquestó aquella farsa de motín
perfectamente calculado?. Pues primero hay que entender en qué situación se
encontraba España: el ejército, descontento; la Iglesia, mosqueada con las
desamortizaciones; la alta nobleza, harta de que el advenedizo ministro Godoy
fuera tan poderoso a cuenta de sus amoríos con la reina; Carlos IV, el rey, a
por uvas; el príncipe Fernando, el heredero, el séptimo, intrigando para quitarle
el trono a su padre; y los franceses, mientras, invadiendo disimuladamente
España por el norte con la excusa de que sólo pasaban por aquí para llegar a
Portugal. Godoy estaba al tanto de todo esto y sabía también que el principal emboscado
era el príncipe Fernando, capaz de conchabarse hasta con el Pato Donald con tal
de conseguir el trono. Godoy intentó convencer a Carlos IV, instalado en
Aranjuez, para que huyera hacia el sur... para que se alejara del avance
francés, pero el rey no aceptó. Los partidarios del príncipe lograron, sin embargo,
convencer a las masas con pasquines y falsos rumores de que, efectivamente, el rey iba a huir de España animado por Godoy.
Así que, esas mismas masas se fueron a por él. En los primeros minutos de aquel
18 de marzo, una multitud asaltó y saqueó el palacio de Godoy en el Real Sitio
con intención de apresar al valido, pero no lo encontraron. Un criado lo
escondió en la zona del servicio, de donde al final salió y se entregó cuando
la sed y el hambre apretaron. El final del cuento: Godoy, al
exilio; Carlos IV, destronado; Fernando VII, proclamado rey; luego, obligado a
devolverle la corona a su padre; su padre, a su vez, se la dio a Napoleón;
Napoleón, a su hermano; y nosotros no hablamos francés de chiripa. Mon Dieu.
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