El carro de fuego hace referencia a un pasaje bíblico, cuando unos carros tirados por
caballos de fuego envuelven al profeta Eliseo y lo suben al cielo en un
torbellino.
Casi dos siglos después, el director Hugh Hudson la tomó como inspiración
para contar la historia de dos atletas británicos en las olimpiadas de París de
1924. De ahí surgió “Carros de fuego” (1981), una película inevitablemente
ligada a su primera escena con los jóvenes atletas corriendo por la playa
mientras suena el conocido tema de Vangelis (icono de las banda sonoras por excelencia).
Hudson quiso firmar
un canto al deporte, vocación inspiradora
para el olimpismo británico. Un filme basado en los dos caminos clásicos del
deportista de elite: el talento frente al esfuerzo, una lucha de opuestos. Eric Lidell frente a Harold Abrahams.
Lidell es el talento: Un corredor
que parece conseguir sus proezas sin esfuerzo. Y cuando todo el mundo pensaba
que había dilapidado sus reservas e iba a desfondarse, siguió corriendo con el
mismo empuje. Los carros de fuego llegaron para arrebatarle sobre esa pista.
Abrahams es el esfuerzo: Un personaje
con un punto asocial. Un atleta que corre para demostrarse a sí mismo que es
mejor que los demás, que se salta el protocolo de Cambridge para contratar al
mejor entrenador disponible y se castiga el cuerpo con entrenamientos
espartanos.
Pero más allá de licencias cinematográficas, “Carros de fuego” contagia su
entusiasmo. La oda a la sangre, el sudor y las lágrimas que se derraman en los
Juegos Olímpicos.
¿Messi o Ronaldo?
P.D.- "Dedicada especialmente a esa familia "anónima" que nos sigue paso a paso, día tras día.
A ellos, que tienen como lema el de la colaboración con nuestro centro, y encima, de manera entusiasta y preciosa"
Gracias, un millón de gracias.
Carmen Sánchez
Es que yo creo que las cosas hay que hacerlas con entusiasmo, como poco con interés, para que salgan bien y para que signifiquen algo, ¿no creéis?
ResponderEliminar¡NOS HA GUSTADO MUCHÍSIMO LA RESEÑA! ES UN PRIVILEGIO PODER SEGUIR UN PROYECTO EN EL QUE OS SUPERÁIS AÑO TRAS AÑO Y QUE ES UN EJEMPLO DE TESÓN PARA LOS PEQUES Y ARRIMADOS.
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