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lunes, 24 de junio de 2013

Punto y final... o punto y seguido




Creo que tras leer las notas de Víctor estoy satisfecha pero no feliz. El esfuerzo fue tan duro al principio que nos han fallado las fuerzas al final. Por eso no quiero decir punto y final. Este último trimestre me han sucedido tantas cosas que he necesitado tiempo y espacio de organización, voluntad de resolución y afianzamiento de propósitos. Ha sido duro, como madre, esposa y mujer, sobre todo mujer. Me he sentido agobiada, humillada, discriminada, hundida y fracasada. Todo eso sin que se note, con la sonrisa, con el humor, con la paciencia, con la cabeza bien alta, pero podrida de tanto pensar.

Desde el mes de Septiembre hasta Mayo así estaba pero no era, yo no soy así y nunca lo seré de nuevo. Me ha costado mucho mucho valorar y seleccionar las ayudas y apoyos, dinamizar las prioridades,  plantear una rutina eficaz, etc. Todo eso por consejo de un amigo (¡ bendito Padre Montoya ! compañero de instituto, psicólogo gratuito, cura adorable donde los haya). A Carmen Sánchez le doy las gracias por que sí, porque las merece y es GRANDE, y porque sin Carmen no me hubiera sentido mujer, solo alguien que hace su trabajo con amor puede sentirse bien. Y me ha ayudado tanto a sentir amor por mi trabajo, por mi familia, y por mí. Y eso me hacía mucha falta. Quererme a mi misma, valorarme y ponerme en situación. 

En APASCOVI me enseñaron que mi vida empieza cada mañana al levantarte, pero no acaba cuando duermes, dormir es un punto y seguido para soñar, y soñar es tan necesario como vivir. Soñando ves el futuro y puedes conducirlo a la mañana siguiente. Si sueñas con el pasado, es que hiciste algo mal, estás arrepentido y a la mañana siguiente quieres volver a arreglarlo. Así no avanzas, vas hacia atrás y te hundes. Creo que tu tienes esa lección muy bien aprendida, y con eso nos has ayudado a Víctor y a mi.

Se puede re-aprender a hacer algo, sin necesidad de repetirlo, solo enmendando lo justo, dando retoques, buscando herramientas y ayudas. Lo has conseguido, yo veía a Víctor repitiendo segundo hasta los treinta, y tú confiaste en él y en mi, utilizaste justamente el apoyo de compañeros y alumnos. Y con los mismos miedos y ganas has llegado a la meta. 

Queda mucho por hacer, yo también tengo las mismas ganas que al principio, pero no los mismos miedos, a esos los ha espantado Carmen Sánchez, la Maestra Grande.

Gracias por todo Carmen y si te gusta esto te dejo que lo cuelgues en el blog porque yo no sé como se hace. Besos a ti y los tuyos. Descansa, sueña y sé feliz.

                                                                                                            Soledad Llorente, madre Víctor Pérez, alumno de 4ºA

5 comentarios:

  1. ¡Cómo no me iba a gustar Sole! Son palabras que a todo el mundo gustaría oir acerca de la labor que desempeña en su trabajo.

    Sólo puedo concluir en decirte que, ¡gracias!, pero unas gracias sinceras, que salen desde el corazón.

    Tengo la profesión más bonita y agradecida del mundo. Yo siempre he dicho que Víctor da mucho trabajo y tú lo sabes, pero en estos dos años de estar juntos, él me ha dado a mí mucho más de lo que yo le he ofrecido.

    Muchas gracias familia, y siempre levántate cada mañana como lo has hecho estos dos años, unas veces con más legañas que otras, pero eso no importa. Y ya sabes, si necesitas algo... silba.

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  2. Un beso a las dos. Es un privilegio tener mujeres así en el cole.

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  3. Que lástima que haya otras personas en El Enebral que solo piensen la manera de apocar lo que los demás hacen. Menos mal que el tiempo se encarga de poner a cada uno en su sitio, solo hay que esperar, lo veremos...

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  4. ¡¡Oh!! claro que sí.
    Lo importante es que uno confíe en lo que hace y ponga todo su empeño, profesionalidad e ilusión en ello. Lo importante de nuestra preciosa labor son los niños, por ellos y para ellos se hace todo lo que se hace. Ellos nos ponen siempre en nuestro sitio. Ellos sí que lo perciben todo.

    Aunque duela, el tiempo lo dicta todo.

    Gracias

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  5. Totalmente de acuerdo. La mediocridad es un mal endémico, y lo peor es que suele ir acompañada de envidia.

    Susana - 1A

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