El sombrero de tres picos de Pedro A. de Alarcón |
En las tres últimas décadas del siglo XIX se completa el tránsito artístico del Romanticismo al Realismo. Es precisamente en esta época cuando la novela alcanza su mayoría de edad (1868) y se consolida como el modelo literario universal que hoy conocemos. El Realismo se acaba imponiendo en el viejo continente, pero como ocurre en los tránsitos, siempre queda un poso del movimiento anterior. En efecto, la huella romántica no desaparece del todo —seguramente nunca—; seguirá presente, pero irá adquiriendo elementos nuevos que no harán sino transformar y enriquecer sus raíces.
Aquí en España, autores que hoy día consideramos plenamente “realistas”, se sintieron atraídos por la literatura fantástica. Como una especie de legado oscuro y olvidado, hallamos maravillosos ejemplos de relatos fantásticos; escritores de la talla de Vicente Blasco Ibáñez, Clarín, Juan Valera, Emilia Pardo Bazán, Benito Pérez Galdós o Pedro Antonio de Alarcón, así lo atestiguan.
Este último, encarna a la perfección los cambios acaecidos en el último tercio del XIX. Personaje fronterizo, rebelde en su juventud, conservador en la madurez, el granadino Pedro Antonio de Alarcón que, a diferencia de su coetáneo Bécquer, conoció el éxito de crítica y público en vida —hasta fue elegido miembro de la Real Academia de la Lengua—, creó una obra cuentística realmente admirable. No en vano, él mismo valoró siempre más sus relatos cortos que sus novelas.
Entre 1881 y 1882 aparecen tres colecciones que recogen todas sus narraciones breves: Cuentos amatorios, Historietas nacionales e Historias inverosímiles.
Estamos ante un pionero en muchos aspectos, a la altura de los mejores, y al que mucho debemos. Sus relatos son un placer para el lector: fluidos, amenos, entrañables, urdidos con inteligencia y maestría.
Finalmente, cabe destacar entre su variada producción, además de historias terroríficas, interesantes incursiones en el género policial (El clavo), la historia nacional (El carbonero alcalde), o el costumbrismo (La buenaventura).
Sólo los grandes permanecen incólumes. Merece la pena descubrirlos.
Una entrada muy interesante, como todo el blog.
ResponderEliminarFelicitaciones por ello. Me alegra haber llegado aquí a través de 20Blogs.
Cordial saludo.
Ramón
Gracias por visitarnos.
EliminarNosotras hemos hecho lo propio con el tuyo. MENUDO BLOG ARTÍSTICO.
Personalmente me haré seguidora.
Un saludo.
Carmen
Yo quería apuntar que en el apartado de cuentos, hace falta hacer mención honorífica a los cuentos de hadas, ya que muchos de ellos se escribieron en el siglo que nos ocupa. Nosotros en la clase bilingüe estamos visitando muchas de estas historias. De momento ya hemos visto Hansel Y gretel, Caperucita, Ricitos de Oro y Pinocho. Son clásicos que nunca pasan de moda.
ResponderEliminar¡Oído cocina!
EliminarPróximamente se publicará un reseña sobre este tema tan interesante que aportas y que tanto motiva a nuestros alumn@s.
Carmen